La función vascular está regulada por un equilibrio de vasoconstricción y vasorrelajación. El trastorno en este equilibrio debido al consumo de alcohol causa varias condiciones clínicas. En esta revisión, discutimos los efectos del consumo agudo y crónico de etanol en las respuestas vasculares, incluida la vasoconstricción, la vasorrelajación dependiente del endotelio y la vasorelajación mediada por nervios. La administración aguda de etanol induce vasoconstricción en animales no tratados previamente con etanol in vitro. Además, el etanol puede potenciar y suprimir la vasoconstricción dependiente de Ca(2+) inducida por agonistas. Además, el etanol aumenta la vasoconstricción independiente de Ca (2+) aumentando la sensibilidad de Ca2+. La relajación dependiente del endotelio está mediada por la vía del óxido nítrico (NO) y la vía del factor hiperpolarizante derivado del endotelio (FDE). El tratamiento agudo con etanol inhibe la relajación mediada por el NO y el EDHF. Además, la ingestión aguda de etanol también puede potenciar y suprimir la relajación mediada por nervios inducida por péptidos relacionados con genes de calcitonina (CGRP). Estos efectos opuestos pueden deberse a diferencias en las especies o en los lechos vasculares. Por lo tanto, el tratamiento con etanol agudo disminuye la vasorelaxación, desplazando así el equilibrio contracción-relajación hacia la contracción. Combinados, estos efectos son un mecanismo por el cual el consumo excesivo agudo de alcohol causa trastornos circulatorios como vasoespasmos o cardiopatía isquémica. En contraste, el etanol crónico de dosis baja no tiene efecto sobre la vasoconstricción, mientras que el etanol crónico de dosis alta aumenta la vasoconstricción. Además, la ingesta crónica de etanol ha disminuido, inalterado e incluso aumentado los efectos sobre la relajación mediada por los nervios; por lo tanto, no es posible extraer conclusiones sobre estos efectos en la actualidad. Curiosamente, la administración crónica de dosis bajas de etanol mejoró la relajación dependiente del endotelio; sin embargo, las dosis más altas inhibieron estas respuestas. Por lo tanto, la ingesta regular de alcohol o de leve a moderada aumenta la vasorelaxación y puede suprimir la presión arterial elevada, mientras que el consumo excesivo de alcohol crónico puede elevar la presión arterial, causando diversas afecciones clínicas.
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