Una afección gastrointestinal poco reconocida
El síndrome de vómitos cíclicos (CVS) es una afección gastrointestinal funcional (GI) que causa episodios recurrentes de náuseas y vómitos graves. Los episodios o ataques ocurren repentinamente y pueden durar de horas a días. Las personas con CVS por lo general no experimentan ningún síntoma (asintomático) durante las semanas o meses entre los episodios. En la mayoría de los casos, el CVS se desarrolla durante la primera infancia (a menudo entre los 3 y los 7 años de edad) y continúa hasta la adolescencia. Por lo general, los síntomas digestivos cesan durante la adolescencia y, aunque el vínculo no está completamente claro, muchas personas que tienen este trastorno en la infancia comienzan a experimentar migrañas cuando son adultos. Sin embargo, el CVS también puede persistir hasta la edad adulta o, en algunos casos, desarrollarse después de la infancia.
Causas
Como es el caso de muchas afecciones gastrointestinales funcionales, no sabemos exactamente qué causa el CVS, pero hay ciertos factores que podrían contribuir a su desarrollo.
Los investigadores especulan con la posibilidad de algún grado de herencia mitocondrial, porque un historial familiar materno de CVS o migrañas puede hacer que un individuo sea más propenso a desarrollar esta afección.1,2
Los episodios en el CVS pueden ocurrir sin previo aviso, pero la mayoría de las personas afectadas tienen desencadenantes que pueden hacer que los ataques sean más probables. Estos pueden incluir otras enfermedades o infecciones, agotamiento físico, falta de sueño, cambios hormonales (como durante la menstruación), ciertos alimentos, comer en exceso o antes de acostarse, y estrés emocional o excitación, incluidas ocasiones felices como cumpleaños y días festivos.
Aunque los síntomas del CVS se presentan en el tracto digestivo, la verdadera causa podría ser un trastorno cerebral intestinal. Esta teoría se apoya en el hecho de que los eventos emocionales son uno de los desencadenantes de los síntomas más frecuentes. La alta correlación entre el CVS y las migrañas, y la falta de síntomas entre episodios, apunta a la posibilidad de que el CVS pueda ser una «migraña del estómago».
Síntomas
Durante un episodio de CVS, los síntomas principales son náuseas y vómitos intensos. Por lo general, esto incluye arcadas durante varias horas, sin que disminuyan las náuseas después de vomitar. Otros síntomas incluyen dolores de cabeza, fiebre, palidez, mareos y letargo. Algunas personas también experimentarán una mayor sensibilidad a la información sensorial, como la luz, los sonidos y los olores.
Los vómitos repetidos pueden causar deshidratación, lo que podría requerir una visita al hospital, especialmente si la persona afectada es un niño pequeño. En casos graves, con vómitos muy frecuentes, pueden presentarse síntomas de exposición al ácido estomacal áspero. Estos síntomas incluyen inflamación del esófago (esofagitis) y erosión del esmalte dental. Es importante minimizar los síntomas, siempre que sea posible, para prevenir complicaciones.
Muchas personas también experimentan náuseas, sudoración y palidez antes de que comiencen los vómitos (fase prodrómica).
Prevalencia
Estudios anteriores han encontrado que el CVS afecta aproximadamente al 2% de los niños en edad escolar.3 Sin embargo, dada la probabilidad de un diagnóstico erróneo, el número real de niños afectados es probablemente mayor. Las estadísticas de CVS en adultos son aún más inciertas, especialmente porque los profesionales médicos solo han reconocido en las últimas décadas que este trastorno puede desarrollarse en adultos.
Diagnóstico
Dado que se trata de una afección funcional, no existe una prueba diagnóstica para confirmar el síndrome de vómitos cíclicos. Por lo tanto, el diagnóstico se basa principalmente en la historia clínica del paciente. Durante un examen, los médicos pueden hacer preguntas sobre los síntomas, como la frecuencia con que se presentan, cuándo se presentan y cuán graves son, y luego usar esta información para decidir si es probable que se presente un CVS. También pueden realizar una variedad de pruebas de diagnóstico para descartar otras enfermedades y trastornos.
Los Criterios de Roma IV (un conjunto internacional de normas) para CVS ayudan a los médicos a hacer un diagnóstico. Estos criterios son:
- al menos tres episodios de vómitos agudos en los últimos doce meses, con cada episodio de menos de una semana de duración,
- con dos episodios en los últimos seis meses, y al menos una semana entre cada episodio, y
- sin vómitos entre episodios (aunque a veces puede haber náuseas)
Los médicos pueden diagnosticar erróneamente el CVS porque sus síntomas reflejan estrechamente los de otras enfermedades, como la gastroenteritis, y ocurren periódicamente en lugar de continuamente.
Síndrome de hiperémesis cannabinoide
Recientemente, los médicos han estado diagnosticando cada vez más una afección llamada síndrome de hiperémesis cannabinoide (SCH) en adolescentes y adultos que consumen cannabis. El CHS tiene síntomas similares al CVS: ambos incluyen períodos de náuseas y vómitos espaciados entre períodos asintomáticos. Sin embargo, estas dos condiciones no son las mismas, y algunos médicos podrían suponer que un individuo tiene CHS, incluso si el paciente afirma no consumir cannabis. La distinción se vuelve aún más compleja en los adultos que consumen cannabis. Algunos adultos pueden haber comenzado a consumir cannabis después de la aparición de los síntomas para ayudar a aliviar las náuseas, o por otras razones no relacionadas con los síntomas, pero aún pueden tener CVS. Una característica única del síndrome de hiperémesis cannabinoide es un fuerte deseo de ducharse con agua caliente para aliviar los síntomas, un síntoma que está ausente en el CVS. Si un médico aún no está seguro de qué síndrome tiene su paciente, es mejor que el paciente se abstenga de consumir cannabis. Si esto hace que los síntomas se detengan, es probable que se trate de CHS. Si los síntomas continúan, entonces podría ser CVS.4 Sin embargo, es importante dejar de consumir cannabis durante muchas semanas, no solo uno o dos días, ya que los síntomas del síndrome de hiperémesis cannabinoide pueden tardar bastante tiempo en cesar.
Control
El tratamiento de esta afección tiene dos vertientes e implica prevenir los ataques siempre que sea posible y aliviar los síntomas durante los ataques.
Prevenir episodios
Evitar los desencadenantes conocidos es la mejor manera de evitar que se produzcan ataques. Si usted o su hijo experimentan ataques de CVS después de comer ciertos alimentos o durante ciertos eventos, trate de evitarlos siempre que sea práctico. Un procedimiento de dieta de eliminación podría ayudar a determinar un desencadenante relacionado con la dieta. Las técnicas de manejo del estrés pueden evitar que ocurran ataques durante situaciones tensas.
Sin embargo, a veces los desencadenantes son inevitables, y todavía existe la posibilidad de experimentar un episodio sin previo aviso. En estas situaciones, es importante tener otros tratamientos disponibles. Un medicamento, la amitriptilina (Elavil®), se usa para prevenir las migrañas y podría ayudar a prevenir episodios de vómitos en el CVS cuando se toma diariamente. También hay alguna evidencia de que la coenzima Q10, un suplemento nutricional ampliamente disponible, podría funcionar casi con la misma eficacia que la amitriptilina.5
Tratar episodios
Durante un episodio de vómitos, es importante mantenerse cómodo. El reposo en cama es ideal, y esto debe ser en un ambiente tranquilo con una iluminación mínima, similar a la forma en que establecería la habitación para una persona con una migraña severa.
Los vómitos prolongados pueden causar deshidratación, así que asegúrese de beber líquidos siempre que sea posible. También podrían ser necesarias preparaciones electrolíticas, como Pedialyte® o Hydralyte™. Si una persona con síndrome de vómitos cíclicos muestra signos de deshidratación grave, como sed excesiva, orina oscura o muy infrecuente, piel seca u ojos hundidos, y desmayos o letargo, acuda a la sala de emergencias, donde puede proporcionarle hidratación intravenosa y cualquier otro tratamiento necesario.
Durante la fase prodrómica o la fase de vómitos, algunos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas, como los que reducen las náuseas y los vómitos. Los medicamentos de venta libre para aliviar el dolor, como el paracetamol (Tylenol®) o el ibuprofeno (Advil®), pueden ayudar a reducir el dolor abdominal. Los medicamentos que suprimen la secreción de ácido, incluidos los antagonistas de los receptores de histamina 2 (H2RAs) y los inhibidores de la bomba de protones (IBP), pueden ser útiles para las personas con CVS al hacer que el contenido estomacal sea menos ácido, disminuyendo así el daño ácido al esófago y los dientes.6 Asegúrese de consultar con su médico antes de tomar medicamentos de venta libre para tratar los episodios de CVS.
Outlook
Aunque los síntomas tienden a ser graves durante los ataques, la mayoría de las personas con esta afección viven vidas relativamente normales entre episodios. Además, muchos niños superan el síndrome de vómitos cíclicos con el tiempo, pero en su lugar pueden desarrollar migrañas.
Publicado por primera vez en el boletín informativo Inside Tract®, número 205-2018
Foto: © sumnersgraphicsinc / Bigstockphoto.com
1. Venkatesan T et al. Análisis de pedigrí cuantitativo y variantes de secuencia de ADN mitocondrial en adultos con síndrome de vómitos cíclicos. Gastroenterología BMC. 2014;14:181.
2. Finsterer J et al. Síndrome de vómitos cíclicos en el trastorno mitocondrial multisistémico. La Tunisie Medicale. 2015;93(7):424-6.
3. Abu-Arafeh I y otros Síndrome de vómitos cíclicos en niños: un estudio de base poblacional. Revista de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. 1995;21(4):454-8.
4. Blumentrath CG et al. Hiperémesis cannabinoide y síndrome de vómitos cíclicos en adultos: reconocimiento, diagnóstico, tratamiento agudo y a largo plazo. Ciencia Médica Alemana. 2017; 15:Doc06.
5. Boles RG et al. Tratamiento del síndrome de vómitos cíclicos con coenzima Q10 y amitriptilina, un estudio retrospectivo. Neurología BMC. 2010, 10:10.
6. Yang HR. Conceptos Recientes sobre el Síndrome de Vómitos Cíclicos en Niños. Diario de Neurogastroenterología y Motilidad. 2010;16(2):139–147.
2. Finsterer J et al. Síndrome de vómitos cíclicos en el trastorno mitocondrial multisistémico. La Tunisie Medicale. 2015;93(7):424-6.
3. Abu-Arafeh I y otros Síndrome de vómitos cíclicos en niños: un estudio de base poblacional. Revista de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. 1995;21(4):454-8.
4. Blumentrath CG et al. Hiperémesis cannabinoide y síndrome de vómitos cíclicos en adultos: reconocimiento, diagnóstico, tratamiento agudo y a largo plazo. Ciencia Médica Alemana. 2017; 15:Doc06.
5. Boles RG et al. Tratamiento del síndrome de vómitos cíclicos con coenzima Q10 y amitriptilina, un estudio retrospectivo. Neurología BMC. 2010, 10:10.
6. Yang HR. Conceptos Recientes sobre el Síndrome de Vómitos Cíclicos en Niños. Diario de Neurogastroenterología y Motilidad. 2010;16(2):139–147.