Las personas con trastornos gastrointestinales funcionales (GI) pueden tener una variedad de síntomas que van desde diarrea indolora o estreñimiento, hasta dolor asociado con diarrea y/o estreñimiento (generalmente llamado síndrome del intestino irritable). Hay otra afección menos común de dolor abdominal que es crónica o recurrente con frecuencia; no está asociada con cambios en el patrón intestinal ni con otra afección médica. Esta afección se denomina síndrome de dolor abdominal mediado centralmente (CAPS, por sus siglas en inglés), anteriormente conocido como síndrome de dolor abdominal funcional (FAPS, por sus siglas en inglés).
CAPS es un trastorno gastrointestinal funcional. No hay radiografías anormales ni hallazgos de laboratorio que expliquen el dolor. Se produce debido a una sensibilidad alterada a los impulsos nerviosos en el intestino y el cerebro, y no se asocia con una motilidad alterada en los intestinos. El CAPS se caracteriza por un dolor abdominal continuo o frecuente que a menudo es severo. Tiene poca o ninguna relación con eventos como comer, defecar o menstruar.
Para las personas con GORROS, el dolor puede ser tan intenso que se convierte en el foco principal de su vida. No solo tiene un impacto en la calidad de vida, sino que también tiene un gran impacto económico.
Fisiopatología: Comprender por qué las personas reciben CAPS
Para comprender la base del síndrome de dolor abdominal crónico, es útil comprender cómo el cuerpo experimenta dolor. Los impulsos nerviosos viajan desde el abdomen hasta la médula espinal y luego a varias áreas del cerebro.
Hay muchas áreas diferentes del cerebro involucradas en la sensación de dolor abdominal. Una de estas áreas conectadas se refiere a la ubicación y la intensidad del dolor, mientras que otra área conectada se refiere a los recuerdos o emociones. Debido a esta interconexión, la percepción del dolor puede verse afectada por emociones o experiencias de vida.
Aunque los síntomas de CAPS pueden aparecer sin causa aparente, también pueden ocurrir después de infecciones o eventos que estimulan el intestino y también después de eventos traumáticos de la vida como la muerte de un ser querido, un divorcio o un historial de abuso. Durante los momentos de estrés añadido, los síntomas pueden empeorar.
Las lesiones repetidas en el abdomen pueden hacer que los receptores nerviosos se vuelvan excesivamente sensibles. Por ejemplo, si alguien ha tenido varias cirugías abdominales o una infección, una ocurrencia dolorosa posterior puede experimentarse como más dolorosa que antes.
Incluso la actividad abdominal normal puede ser experimentada como dolorosa. Es como si el volumen se ha convertido en un receptor estéreo. Esta afección se denomina hipersensibilidad visceral (aumento de la sensibilidad de los intestinos).
Además, aunque el cerebro tiene la capacidad de» rechazar » las señales de dolor del tracto gastrointestinal con CAPS, esta capacidad se reduce, por lo que incluso pequeñas cantidades de trastornos intestinales se pueden amplificar para producir dolor intenso (hipersensibilidad central). Por lo tanto, estos individuos tienen un «eje cerebro-intestino» alterado donde hay una falla del cerebro para regular incluso la actividad normal de los nervios intestinales que conduce a un aumento del dolor.
Comprender cómo el cerebro puede modificar la experiencia del dolor (para bien o para mal) es esencial para comenzar cualquier tratamiento. Cuando alguien se siente ansioso o deprimido, o centra la atención en el dolor, se experimenta como más intenso. El uso de entrenamiento de relajación u otras técnicas puede desviar la atención del dolor.