Revisión Toxinas botulínicas: Mecanismos de acción, antinocicepción y aplicaciones clínicas

La toxina botulínica (BoNT) es una potente neurotoxina producida por la bacteria anaeróbica, formadora de esporas y gram positiva, Clostridum botulinum. Existen 7 serotipos inmunológicamente distintos conocidos de BoNT: los tipos A, B, C1, D, E, F y G. Las neurotoxinas de Clostridum se producen como una única cadena polipéptida inactiva de 150 kDa, que es escindida por proteinasas tisulares en una molécula de cadena descendente activa: una cadena pesada (H) de ∼100 kDa y una cadena ligera (L) de 5 50 kDa unidas por un único enlace de disulfuro. Cada serotipo demuestra sus diversos mecanismos de acción y duración del efecto. La cadena pesada de cada serotipo de BoNT se une a su ectoaceptor neuronal específico, por lo que se produce translocación de membrana y endocitosis por vesículas sinápticas intracelulares. La cadena ligera actúa para romper el SNAP-25, lo que inhibe la exocitosis sináptica y, por lo tanto, deshabilita la transmisión neural. La acción de BoNT para bloquear la liberación de la toxina botulínica de acetilcolina en la unión neuromuscular se entiende mejor, sin embargo, la mayoría de los expertos reconocen que este efecto por sí solo parece inadecuado para explicar la totalidad de la actividad analgésica aparente de la neurotoxina. En consecuencia, ha surgido evidencia científica y clínica que sugiere múltiples mecanismos antinociceptivos para las toxinas botulínicas en una variedad de trastornos dolorosos, que incluyen: afecciones musculoesqueléticas crónicas, neurológicas, pélvicas, perineales, osteoarticulares y algunas cefaleas.

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