El término disfunción eréctil es el que se aplica a los problemas de un hombre para alcanzar una erección firme, impidiendo su actividad sexual. También se utiliza la denominación de impotencia y ocurre porque la sangre que llena los vasos sanguíneos del pene para producir la erección no llega en cantidad suficiente o no permanece en el pene el tiempo necesario.
Aproximadamente el 40% de los hombres de más de 40 años tiene problemas de disfunción eréctil en mayor o menor grado. En algunos casos no duran demasiado tiempo y desaparecen. Pero cuando este tipo de episodios son repetitivos o perduran es cuando se obtiene el diagnóstico de disfunción eréctil.
Las causas pueden ser múltiples y en ocasiones coexisten factores psicológicos y fisiopatológicos, aunque también puede ser consecuencia de la toma de ciertos medicamentos. La diabetes, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, un fallo renal, algunas enfermedades neurológicas o el cáncer de próstata son las causas más comunes de la disfunción eréctil, aunque el estrés y los problemas emocionales también pueden generarla.
En ocasiones la existencia de una disfunción eréctil puede ser un síntoma de la existencia de una enfermedad subyacente, especialmente de una enfermedad cardiovascular, diabetes o hipertensión arterial. La ateroesclerosis, por ejemplo, está causada por depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos, provocando el estrechamiento de los mismos y dificultando e incluso bloqueando el aporte de sangre a los tejidos y los órganos que irrigan. En este sentido, el pene tiene unos de los vasos sanguíneos más estrechos y puede ser una de las primeras partes del organismo en verse afectada.
Además, la diabetes, la hipertensión arterial y el colesterol elevado son factores de riesgo muy importantes para sufrir una enfermedad cardiovascular, a los que se unen el tabaco, el consumo de alcohol, el sedentarismo y una dieta poco saludable. De ahí precisamente que las pautas de prevención de las enfermedades cardiovasculares puedan ser válidas también para la disfunción eréctil: una alimentación saludable, hacer ejercicio regularmente, no fumar y no beber alcohol.
En cualquier caso, la disfunción eréctil tiene diferentes tratamientos que permiten disfrutar de relaciones sexuales plenas. Es muy importante consultar al médico, identificar las causas y, con la información necesaria, elegir el tratamiento más adecuado para cada caso.