La predisposición es la capacidad con la que nacemos para aprender cosas como el lenguaje y el concepto de sí mismo. Las influencias ambientales negativas pueden bloquear la predisposición (capacidad) que tenemos para hacer algunas cosas. Los comportamientos mostrados por los animales pueden estar influenciados por predisposiciones genéticas. La predisposición genética hacia ciertos comportamientos humanos se investiga científicamente mediante intentos de identificar patrones de comportamiento humano que parecen ser invariantes durante largos períodos de tiempo y en culturas muy diferentes.
Por ejemplo, el filósofo Daniel Dennett ha propuesto que los humanos están genéticamente predispuestos a tener una teoría de la mente porque ha habido una selección evolutiva para la capacidad humana de adoptar la postura intencional. La postura intencional es una estrategia de comportamiento útil por la cual los humanos asumen que otros tienen mentes como las suyas. Esta suposición le permite predecir el comportamiento de los demás en función del conocimiento personal de lo que haría.
En 1951, Hans Eysenck y Donald Prell publicaron un experimento en el que gemelos idénticos (monocigóticos) y fraternos (dicigóticos), de 11 y 12 años, se probaron para detectar neuroticismo. Se describe en detalle en un artículo publicado en el Journal of Mental Science. en la que Eysenck y Prell concluyeron que «El factor del neuroticismo no es un artefacto estadístico, sino que constituye una unidad biológica que se hereda como un todo….la predisposición genética neurótica está determinada en gran medida por herencia.»
E. O. El libro de Wilson sobre sociobiología y su libro Consilience discuten la idea de la predisposición genética de los comportamientos.
El campo de la psicología evolutiva explora la idea de que ciertos comportamientos han sido seleccionados durante el curso de la evolución.