El dolor óseo puede ocurrir en pacientes con leucemia cuando la médula ósea se expande por la acumulación de glóbulos blancos anormales y puede manifestarse como dolor agudo o sordo, según la ubicación.1 Los huesos largos de las piernas y los brazos son el lugar más común para experimentar este dolor. El dolor óseo es comúnmente una de las características de presentación de la leucemia aguda en la infancia. Se ha informado que el dolor de huesos y articulaciones se presenta en 21-59% de los niños con leucemia aguda. Sin embargo, solo 4% de los adultos con leucemia aguda presentan manifestaciones musculoesqueléticas. Estos pacientes a menudo tienen recuentos de células sanguíneas relativamente normales y una menor incidencia de organomegalia.2 Esta forma de presentación puede provocar retrasos en el diagnóstico de leucemia aguda en adultos. Experimentamos el caso de un varón de 41 años con leucemia aguda que se presenta como dolor óseo con un recuento normal de glóbulos blancos.
El paciente fue trasladado a nuestro hospital con quejas de dolor severo de espalda y pierna y disnea durante 3 días. Tres días antes de la presentación, sintió dolor en la escápula izquierda y el dolor se expandió a la espalda, la pelvis, el pecho y las piernas con una gravedad creciente. Tenía antecedentes de rinitis alérgica. No tomaba medicamentos y negó tener antecedentes familiares significativos. Al examen físico, los signos vitales estaban dentro de los límites normales y el examen físico no mostró ictericia ni conjuntiva pálida. El paciente no tenía palidez, linfadenopatía, organomegalia ni erupciones, y tenía una temperatura corporal normal. Los datos de laboratorio fueron los siguientes: dímero D, 30,5 (rango normal, < 0.5) µg/ml; plaquetas, 63.000 (normal, 15-35) /µL; recuento normal de glóbulos blancos 60,2 × 102 (normal, 40-90) /µL (neutrófilos segmentados 35,4%, linfocitos 41,7%, monocitos 20,3%, eosinófilos 2,1%, basófilos 0,5%), lactato deshidrogenasa, 2.254 (normal, 119-229) U/L; fosfatasa alcalina, 292 (normal, 115-359) U/L; proteína C reactiva, 20,3 (normal, <0,3) mg/dL. Las exploraciones radiológicas preliminares de los huesos, las radiografías del tórax, el fémur, las articulaciones de la cadera y la columna lumbar, el ecocardiograma y las exploraciones de tomografía computarizada con contraste de todo el cuerpo fueron normales. Con base en estos exámenes, las lesiones múltiples de los huesos fueron menos probables. Como se sospechaba un trastorno hematológico, el paciente fue remitido al departamento de hematología y una prueba de frotis de sangre periférica con potencia mostró numerosos blastos circulantes compatibles con leucemia mieloide aguda. Las muestras de la aspiración de médula ósea fueron revisadas por el departamento de hematología, revelando infiltración medular por leucemia linfoblástica aguda. Después de la quimioterapia, el paciente recibió un trasplante alogénico de médula ósea y quimioterapia intratecal profiláctica.
La enfermedad ósea metastásica y las causas infecciosas ocuparon un lugar destacado en nuestro diagnóstico diferencial para el diagnóstico diferencial de los síntomas del paciente basado en imágenes y frecuencia de estas enfermedades. Se debe tener en cuenta la necrosis de médula ósea, caracterizada por fiebre, dolor óseo y aumento de los niveles de lactato deshidrogenasa y proteína C reactiva.3 La necrosis de la médula ósea, a menudo acompañada de leucemia aguda, es una entidad clinicopatológica poco frecuente definida como la destrucción del tejido hematopoyético y el estroma de la médula con preservación de hueso. La leucemia siempre se debe considerar en pacientes con dolor inexplicable en la espalda o en la epífisis de los huesos largos, o dolor articular desproporcionado a la gravedad de la artritis existente cuando no hay antecedentes de trauma.4, 5 Cabe destacar que la ausencia de valores hematológicos marcadamente anormales no excluye el diagnóstico de leucemia.