El planeta Tierra está en capas porque consta de diferentes materiales químicos. Pero eso es solo una parte de la historia. Si pudieras descender a una gran profundidad dentro de la Tierra, serías incinerado por una temperatura abrasadora y aplastado por una enorme presión. Esas condiciones endurecen y suavizan los materiales, y dan como resultado una capa exterior de placas tectónicas (litosfera) que se extienden sobre una capa más suave debajo (astenosfera). Gran parte de la acción en la superficie de la Tierra—terremotos, erupciones volcánicas y la formación de cadenas montañosas—ocurre a lo largo de los límites de las placas en movimiento, o donde una placa se mueve sobre un punto caliente que se eleva desde el interior profundo de la Tierra.
Estados físicos de las capas de la Tierra
Las capas principales de la Tierra (corteza, manto y núcleo) se encuentran en diferentes estados físicos debido al aumento de la temperatura y la presión con la profundidad. El núcleo externo es líquido porque está muy caliente, pero se convierte en un núcleo interno sólido debido a la presión. El manto de la Tierra (la zona entre la corteza delgada y el núcleo pesado) tiene zonas duras y blandas. La corteza y el manto exterior son tan fríos que forman la litosfera sólida. Pero la temperatura más alta justo por debajo de eso resulta en una capa algo más suave, la astenosfera. Aún más profundo en el manto es aún más caliente, pero la presión es tan grande que el manto inferior es un sólido duro. Estas propiedades únicas del manto de la Tierra crean una situación en la que las placas de litosfera dura se desplazan sobre la capa más suave de la astenosfera.