Como se dijo anteriormente, innumerables estudios han demostrado que tener un perro realmente ayuda con los síntomas de ansiedad y depresión. La forma en que lo hacen se puede resumir de cinco maneras:
Amor y afecto incondicionales: Pase lo que pase, la mayoría de nuestros amigos peludos están felices de estar a nuestro alrededor, y esa felicidad a menudo es contagiosa. Acariciar a un inundador libera oxitocina, que es nuestra hormona de felicidad y bienestar. Las mascotas, y los perros, en particular, pueden recordarnos que simplemente no estamos solos, lo que a menudo es útil frente a la depresión a veces dominante. Nos recuerdan que no somos inútiles, que somos amados, y que no todo en el mundo es malo, simplemente por existir.
Alteración del comportamiento: Del mismo modo, es difícil estar triste cuando tienes una bola alegre y rebotante de pelusa saltando sobre ti con besos babosos. Cuando acariciamos a nuestro perro, a menudo nos olvidamos de las molestias y frustraciones diarias. El simple acto de prestar atención a nuestro perro ayuda a calmar nuestras emociones, ralentizando nuestra respiración, nuestro habla y nuestra mente. Este comportamiento calmante hace que sea más fácil para nosotros olvidar nuestra tristeza y facilita la mejora de las relaciones con los demás. Pueden distraernos del comportamiento depresivo, obligándonos a mostrar amor al pequeño espástico que tenemos frente a nosotros.
Ejercicio: Independientemente de si su perro es perezoso o no, el hecho es que todos los perros, en algún momento, deben ir al baño. Eso implica que su humano salga. Ya sea que sea solo un paseo por la manzana o que su perro exija una caminata o un juego de buscar para ejercer su energía, poseer un perro requiere tiempo al aire libre. Científicamente, estar al aire libre reduce el estrés y los síntomas de la depresión. El ejercicio reduce la presión arterial y libera endorfinas, que pueden afectar los estados de ánimo depresivos. ¡Y es difícil estar triste cuando tu perro tiene una gran sonrisa en la cara!
Estructura y responsabilidad: Tener un perro significa que tienes que ser responsable. Tenemos que alimentar, caminar y amar a nuestro perro todos los días, no hay descansos. Según la investigación de la depresión, el simple hecho de tener una rutina y responsabilidad promueve la salud mental. Ver a nuestro perro crecer y prosperar le da un propósito al dueño, reforzando el hecho de que somos capaces de cuidar a otra criatura y, por asociación, a nosotros mismos también. Ser necesario es un poderoso combatiente de los síntomas de la depresión.
Interacción social: Seamos realistas, tu perro es adorable y perfecto. ¡Otras personas también lo reconocen! Pasear a su perro al aire libre inevitablemente puede llevar a extraños a buscar mascotas y a una conversación rápida. Los perros son un iniciador de conversación y pueden llevar a formar nuevas amistades y relaciones. Estas interacciones sociales son una especie de antídoto contra la depresión.