Recientemente, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista con un destacado empresario frente a un grupo de 250 asistentes. Un asistente le preguntó: «¿Cree que la universidad ya vale la pena en la fuerza de trabajo de hoy, con el aumento de los préstamos de matrícula?»
Sin dudarlo, respondió: «¡Sí!»Luego preguntó al grupo cuántos tenían títulos universitarios, y alrededor de 235 de las 250 personas levantaron la mano. El entrevistado continuó diciendo que la universidad es genial. Es un entorno estructurado donde las personas aprenden y, se den cuenta o no, están aprendiendo el proceso de crecimiento personal.
Preguntó al grupo: «¿Cuántos de ustedes han leído un libro de negocios o un libro de crecimiento personal en los últimos meses?»Alrededor del 10 por ciento del grupo levantó la mano. Continuó diciendo que este tema era el verdadero tema de debate. La universidad, en la mente de muchas personas, es un medio para un fin. El grado, para muchos, significa oportunidad. Muchos creen que les otorga esta o aquella oportunidad y que no tienen que continuar con la estructura de crecimiento personal que aprendieron en la universidad. El entrevistado explicó que el verdadero problema es que muchas personas han aprendido por sí mismas que no tienen que seguir aprendiendo por su cuenta después de la educación formal. La realidad, sin embargo, es que debemos seguir creciendo en la búsqueda de abrir puertas.
Afortunadamente, vivimos en una época en la que el crecimiento y el desarrollo nunca han sido tan fáciles y rentables. No podemos dejar de invertir en nosotros mismos después de la escuela secundaria, la universidad o la certificación. Aquí hay tres maneras de crear un modelo duradero para el desarrollo personal.