Las diferencias sexuales entre Marte y Venus parecen ser tan míticas como el Hombre en la Luna. Un análisis de 2005 de 46 metaanálisis que se llevaron a cabo durante las últimas dos décadas del siglo XX subraya que los hombres y las mujeres son básicamente iguales en términos de personalidad, capacidad cognitiva y liderazgo. La psicóloga Janet Shibley Hyde, PhD, de la Universidad de Wisconsin en Madison, descubrió que hombres y mujeres desde la infancia hasta la edad adulta son más parecidos que diferentes en la mayoría de las variables psicológicas, lo que resulta en lo que ella llama una hipótesis de similitudes de género. Utilizando técnicas meta-analíticas que revolucionaron el estudio de las diferencias de género a partir de la década de 1980, analizó cómo la investigación previa evaluó el impacto del género en muchos rasgos y habilidades psicológicas, incluidas las habilidades cognitivas, la comunicación verbal y no verbal, la agresión, el liderazgo, la autoestima, el razonamiento moral y los comportamientos motores.
Hyde observó que en las docenas de estudios, de acuerdo con la hipótesis de similitudes de género, las diferencias de género tuvieron un efecto nulo o muy pequeño en la mayoría de las variables psicológicas examinadas. Solo aparecieron algunas diferencias principales: En comparación con las mujeres, los hombres podían lanzar más lejos, eran más agresivos físicamente, se masturbaban más y tenían actitudes más positivas sobre el sexo en relaciones no comprometidas.
Además, Hyde encontró que las diferencias de género parecen depender del contexto en el que se midieron. En estudios diseñados para eliminar las normas de género, los investigadores demostraron que los roles de género y el contexto social determinan fuertemente las acciones de una persona. Por ejemplo, después de que se les dijera a los participantes en un experimento que no serían identificados como hombres o mujeres, ni llevaban identificación alguna, ninguno se ajustaba a los estereotipos sobre su sexo cuando se les daba la oportunidad de ser agresivos. De hecho, hicieron lo contrario de lo que cabría esperar: las mujeres eran más agresivas y los hombres más pasivos.
Finalmente, el informe de Hyde de 2005 analizó el curso de desarrollo de posibles diferencias de género: cómo cualquier brecha aparente puede abrirse o cerrarse con el tiempo. El análisis presentó evidencia de que las diferencias de género fluctúan con la edad, disminuyendo o aumentando en diferentes momentos de la vida. Esta fluctuación indica de nuevo que las diferencias no son estables.