Por un lado
El informe dice que las inversiones en el sector del gas de esquisto no deben hacerse a expensas del despliegue de energías renovables y estrategias de eficiencia energética, y que las brechas en el conocimiento geológico e hidrológico local, la falta de una «licencia social para operar», así como los entornos regulatorios inadecuados pueden constituir obstáculos importantes para el uso de la fracturación hidráulica como método de extracción de gas de esquisto.
«El gas natural debe contribuir a fomentar una transición sin problemas del modelo económico actual, basado principalmente en combustibles fósiles, a lograr una economía baja en carbono, con el objetivo de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 para 2030», dice el informe.
El objetivo 7 exige el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.
El informe dice que el gas natural, incluido el gas de esquisto, ofrece ventajas y desventajas como combustible llamado «puente» entre los grandes contribuyentes de dióxido de carbono (CO2), como el carbón y el petróleo, y las fuentes de energía renovables.
Entre las ventajas se encuentra que el gas natural emite aproximadamente un 40% menos de CO2 por unidad de energía producida que el carbón, un punto en el que la mayoría de los expertos están de acuerdo, y que puede almacenarse y utilizarse a pedido para satisfacer necesidades energéticas variables de manera más eficiente que la energía generada a partir de fuentes renovables como la eólica.
on por otro lado
Sin embargo, las desventajas incluyen que el gas natural sigue siendo un combustible fósil que emite CO2 dañino cuando se quema. Además, si bien el componente principal del gas natural, el metano (CH4), tiene una vida útil atmosférica más corta que el CO2, su potencial de calentamiento global es 28 veces mayor que el del CO2 en un horizonte temporal de 100 años.
En 2016, la concentración atmosférica de metano alcanzó un máximo récord de 1.853 partes por millón, aproximadamente el 257% de su nivel preindustrial, según la Organización Meteorológica Mundial.
«Se ha expresado preocupación con respecto a las grandes cantidades de agua utilizadas por la fracturación hidráulica, así como los riesgos potenciales generados por las operaciones de gas de esquisto, en la calidad de dichos recursos a través de la contaminación de aguas subterráneas o superficiales», dice el informe.
De acuerdo con la Administración de Información Energética de los Estados Unidos, los Recursos Mundiales Técnicamente Recuperables (TRR) para el gas de esquisto fueron de alrededor de 215 billones de metros cúbicos en 2015, lo que equivale a aproximadamente 60 años de consumo mundial.