Los científicos han descubierto que el uso de dos medicamentos experimentales para la osteoartritis en combinación reduce significativamente la artritis en ratas.
El equipo del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, también ha encontrado que los medicamentos funcionan en células de cartílago humano aisladas.
Los resultados de esta última investigación ahora aparecen en la revista Protein & Cell.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la osteoartritis, o artritis por «desgaste», se presenta típicamente en las manos, las caderas o las rodillas de una persona.
La osteoartritis hace que el cartílago entre los huesos se descomponga y que los huesos mismos cambien de forma, lo que resulta en dolor, rigidez e hinchazón dentro y alrededor de las articulaciones.
La osteoartritis afecta a más de 30 millones de adultos en los Estados Unidos. De acuerdo con un artículo en la revista Bone Research, es la principal causa de discapacidad en los Estados Unidos debido al dolor que las personas asocian con la enfermedad.
Actualmente no hay cura para la osteoartritis, por lo que los médicos suelen tratar los síntomas con medicamentos para el dolor, aumento de la actividad física, pérdida de peso, dispositivos de apoyo como muletas y, si es necesario, cirugía.
Los científicos del Instituto Salk observaron que la capacidad del cuerpo para combatir la degeneración del daño por desgaste en las articulaciones disminuye con la edad y que las articulaciones de los mamíferos muy jóvenes a menudo tienen propiedades regenerativas mucho mejores.
Esto los llevó a especular si se podría desarrollar un tratamiento que fomentara estas propiedades regenerativas en las articulaciones de los mamíferos más antiguos.
Investigaciones anteriores han sugerido las moléculas alfa-KLOTO (Akloto) y el receptor beta 2 de TGF (TGFßR2) como posibles fármacos en el tratamiento de la osteoartritis.
aKLOTHO afecta a las moléculas que rodean las células del cartílago, ayudando a evitar que esta malla de apoyo se degrade, mientras que TGFßR2 se dirige directamente a las células del cartílago, evitando que se descompongan y alentándolas a producir más células.
Cada fármaco ha tenido cierto éxito en detener la osteoartritis en modelos animales. Sin embargo, los resultados fueron modestos. El equipo del Instituto Salk se preguntó si la combinación de estos dos fármacos tendría mejores resultados.
«Pensamos que al mezclar estas dos moléculas que funcionan de diferentes maneras, tal vez podríamos hacer algo mejor», dice Paloma Martínez Redondo, becaria postdoctoral de Salk y co-primera autora del nuevo estudio.