El 21 de marzo de 1980, el Presidente Jimmy Carter anuncia que Estados Unidos boicoteará los Juegos Olímpicos programados para celebrarse en Moscú ese verano. El anuncio se produjo después de que la Unión Soviética no cumpliera con la fecha límite del 20 de febrero de 1980 para que Carter retirara sus tropas de Afganistán.
El ejército soviético invadió Afganistán en 1979 para reforzar el régimen comunista del país contra las fuerzas rebeldes islámicas. En una declaración hecha después de la invasión, Carter reprendió a la Unión Soviética, específicamente al primer ministro Leonid Brezhnev, y denunció la invasión como un esfuerzo deliberado de un poderoso gobierno ateo para subyugar a un pueblo islámico independiente que llamó un trampolín para controlar los suministros de petróleo.»Brezhnev desestimó las declaraciones de Carter como belicosas y malvadas. La invasión amenazó con revivir la Guerra Fría, que, a finales de la década de 1970, parecía haber sufrido un deshielo temporal. Carter dijo que su opinión sobre los rusos ha cambiado drásticamente desde el comienzo de su administración.
Además del boicot, Carter aumentó la presión sobre los soviéticos para que abandonaran la guerra en Afganistán al emitir un embargo comercial sobre dos bienes estadounidenses que el país necesitaba desesperadamente: cereales y tecnología de la información. También restringió la pesca soviética en aguas oceánicas controladas por los estadounidenses. Carter pidió a la ONU que proporcionara equipo militar, alimentos y otra asistencia para ayudar a los vecinos de Afganistán (especialmente Irán y Pakistán) a defenderse de la invasión soviética.
Canadá, Alemania Occidental y Japón se unieron a Estados Unidos para boicotear los juegos; Carter no logró convencer a Gran Bretaña, Francia, Grecia y Australia de que también observaran el boicot. Cuando una coalición internacional sugirió que las naciones boicoteadoras enviaran atletas a competir bajo una bandera olímpica neutral, Carter amenazó con revocar el pasaporte de cualquier atleta estadounidense que intentara hacerlo. Su decisión afectó no solo a los atletas, sino también a las ganancias de los anunciantes corporativos y las potencias de la radiodifusión como la NBC.
La reacción a la decisión de Carter fue mixta. Muchos estadounidenses se compadecieron de los atletas que habían trabajado tan duro para lograr su objetivo de competir en los Juegos Olímpicos y que podrían no calificar para competir en los próximos juegos en 1984. Al mismo tiempo, el boicot simbolizaba el compromiso que muchos estadounidenses sentían de luchar contra el opresivo y antidemocrático régimen soviético.
En represalia por la acción de Carter, la Unión Soviética boicoteó los Juegos Olímpicos de 1984 celebrados en Los Ángeles.