El libro de Daniel Goleman de 1995 «Inteligencia emocional» introdujo una perspectiva completamente nueva sobre la predicción y el análisis del rendimiento de los empleados. El autor, uno de los principales académicos de EQ del mundo, sugirió que hay mucho más para tener éxito que altos niveles de inteligencia cognitiva. Goleman sugirió que la «inteligencia emocional», un término desarrollado por Salovey y Mayer (1989), es dos veces más importante que la inteligencia cognitiva para predecir el éxito profesional y actualmente había demasiado énfasis en los predictores tradicionales del rendimiento de los empleados. Sugirió que los altos niveles de inteligencia emocional mejoran las relaciones laborales, ayudan a desarrollar habilidades para resolver problemas, aumentan la eficiencia y la eficacia y catalizan el desarrollo de nuevas estrategias. En lugar de influir en las calificaciones de los exámenes o la redacción de informes, la inteligencia emocional influye en la forma en que controlamos nuestras propias emociones y manejamos las relaciones. Goleman lo define como » la capacidad de identificar, evaluar y controlar las propias emociones, la emoción de los demás y la de los grupos.»
Goleman desarrolló un modelo de EQ basado en el rendimiento para evaluar los niveles de inteligencia emocional de los empleados, así como para identificar áreas de mejora. El modelo consta de cinco componentes, que se indican a continuación.
1. Autoconciencia
Las personas con altos niveles de inteligencia emocional se sienten cómodas con sus propios pensamientos y emociones y entienden cómo impactan en los demás. Comprender y aceptar la forma en que se siente a menudo es el primer paso para superarlo.
2. Autorregulación
También es importante ser capaz de controlar y manejar sus impulsos y emociones. Actuar precipitadamente o sin precaución puede llevar a cometer errores y, a menudo, puede dañar las relaciones con clientes o colegas.
3. Motivación interna
Ser impulsado solo por dinero o recompensas materiales no es una característica beneficiosa, según Goleman. La pasión por lo que haces es mucho mejor para tu inteligencia emocional. Esto conduce a una motivación sostenida, una toma de decisiones clara y una mejor comprensión de los objetivos de la organización.
4. Empatía
No solo debes entender tus propias emociones, sino que también es importante comprender y reaccionar a las emociones de los demás. Identificar un cierto estado de ánimo o emoción de un colega o cliente y reaccionar a él puede ayudar mucho en el desarrollo de su relación.
5. Habilidades sociales
Las habilidades sociales son más que solo ser amigables. Goleman los describe como» amistad con un propósito», lo que significa que todos son tratados educadamente y con respeto, pero las relaciones saludables también se usan para beneficio personal y organizativo.
Goleman argumenta que los individuos que adoptan estas características se dan a sí mismos una oportunidad mucho mayor de tener éxito que los individuos que no lo hacen. Sin embargo, los individuos no nacen simplemente con estas habilidades y se pueden aprender. También trabajan en sinergia entre sí y, por lo tanto, el desarrollo de cada uno de ellos tiene rendimientos exponenciales. El autor también ha destacado que la inteligencia cognitiva y emocional no son actitudes opuestas, sino simplemente disciplinas diferentes que deben desarrollarse. Ciertamente, no está sugiriendo que la inteligencia cognitiva sea irrelevante, pero ese interés debe cambiarse para enfocarse en ambos por igual.
En el año 2000 Goleman desarrolló este modelo aún más, centrándose en cuatro categorías clave y varias subcategorías dentro de ellas. Estas categorías son la autoconciencia, la conciencia social, la autogestión y la gestión de relaciones.