Es muy poco probable que logres comer suficientes semillas de manzana para envenenarte, por lo que puedes estar tranquilo si de vez en cuando tragas una. Las manzanas contienen un compuesto llamado amigdalina en sus semillas, que es una molécula a base de cianuro y azúcar. Si la semilla se mastica o se rompe de otro modo, las enzimas humanas o animales entran en contacto con la amigdalina y cortan efectivamente la parte de azúcar de la molécula. El resto puede descomponerse para producir el gas venenoso cianuro de hidrógeno.
Los seres humanos experimentan toxicidad por cianuro a dosis de alrededor de 0,5 a 3,5 miligramos por kilogramo de peso corporal. Los síntomas de intoxicación por cianuro incluyen calambres estomacales, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, y pueden culminar en paro cardíaco, insuficiencia respiratoria, coma y muerte. Una dosis fatal para los seres humanos puede ser tan baja como 1,5 miligramos por kilogramo de peso corporal. En un estudio reciente, se encontró que el contenido de amigdalina de las semillas de manzana era de aproximadamente 3 miligramos por gramo de semillas (una semilla es de aproximadamente 0,7 g).
Como no toda esta masa se convertiría en cianuro de hidrógeno (parte de él constituirá la parte de azúcar de las moléculas que se escinde), es evidente que va a necesitar comer una gran cantidad de semillas de manzana para tener éxito en envenenarse, y no parece haber ningún caso de alguien que haya tenido éxito en hacerlo.
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