Una variedad de genes están involucrados en el control del crecimiento y la división celular. El ciclo celular es la forma en que la célula se replica a sí misma de una manera organizada, paso a paso. Una regulación estricta de este proceso garantiza que el ADN de una célula en división se copie correctamente, que se reparen los errores en el ADN y que cada célula hija reciba un conjunto completo de cromosomas. El ciclo tiene puntos de control (también llamados puntos de restricción), que permiten a ciertos genes verificar problemas y detener el ciclo para reparaciones si algo sale mal.
Si una célula tiene un error en su ADN que no se puede reparar, puede sufrir muerte celular programada (apoptosis). La apoptosis es un proceso común a lo largo de la vida que ayuda al cuerpo a deshacerse de las células que no necesita. Las células que sufren apoptosis se rompen y son recicladas por un tipo de glóbulo blanco llamado macrófago. La apoptosis protege el cuerpo al eliminar las células genéticamente dañadas que podrían provocar cáncer, y desempeña un papel importante en el desarrollo del embrión y el mantenimiento de los tejidos adultos.
El cáncer es el resultado de una interrupción de la regulación normal del ciclo celular. Cuando el ciclo continúa sin control, las células pueden dividirse sin orden y acumular defectos genéticos que pueden conducir a un tumor canceroso.