Los objetivos del tratamiento son curar la infección y aliviar los síntomas. Su proveedor de atención médica puede recetarle antibióticos si presenta fiebre.
Una buena higiene oral es vital para el tratamiento de la boca de trinchera. Cepíllese bien los dientes y realice una limpieza con hilo dental al menos dos veces al día o preferiblemente después de cada comida y al momento de acostarse.
Los enjuagues con agua salada (media cucharadita o 3 gramos de sal en 1 taza o 240 mililitros de agua) pueden aliviar el dolor en las encías. A menudo, se recomienda el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), que se utiliza para enjuagar las encías, con el fin de eliminar el tejido gingival descompuesto o muerto. El enjuague de clorhexidina ayudará con la inflamación de las encías.
Los calmantes para el dolor de venta libre pueden reducir la molestia. Los enjuagues calmantes o agentes protectores pueden reducir el dolor, especialmente antes de comer. En caso de dolor intenso, se puede aplicar lidocaína a las encías.
Una vez que las encías estén menos sensibles, se le puede solicitar una visita al odontólogo o a un profesional en higiene oral para una limpieza dental profesional y eliminación de la placa. Usted puede necesitar que le pongan un poco de anestesia antes de realizarle dicha limpieza. Igualmente, puede necesitar limpieza y exámenes dentales regulares y frecuentes hasta que desaparezca el trastorno.
Para evitar que la afección se vuelva a presentar, su proveedor le puede dar instrucciones para:
- Mantener una buena salud general, incluso ejercicio y nutrición apropiados
- Mantener una buena higiene oral
- Reducir el estrés
- Dejar de fumar
Evite los irritantes como el cigarrillo y los alimentos picantes o calientes.